- Crecerá al 6,4% anual y pasará de 30.000 millones a 53.000 millones.
Las empresas apuestan por potenciar el mercado del plástico reciclado, cuyo valor crecerá a un ritmo del 6,8% anual, desde los 30.000 millones de euros registrados en 2019 a los 53.000 millones previstos para 2027, según el informe La ambición empresarial para avanzar hacia la nueva economía de plásticos, presentado por Forética.
El documento, que recoge las experiencias y las prácticas con relación al plástico de Endesa (socios de CENEM), ING, Vía Célere, Grupo Antolín, Saica, Nestlé, P&G, Ecoembes, Cereales Siro, Lafarge Holcim y Red Eléctrica de España, hace un detallado repaso a la coyuntura del mercado del plástico, las externalidades negativas de su mala gestión y las principales normas que lo regulan.
En la presentación del Informe han participado Daniel Calleja, director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, quien ha destacado el «compromiso» de la UE con la Economía Circular, e Ismael Aznar Cano, director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica, quien se ha centrado en la reciente Estrategia española de Economía Circular y en la legislación que permitirá desarrollarla, como el Anteproyecto de Ley de residuos y suelos contaminados.
El informe de Forética identifica tres posibles escenarios futuros para el mercado del plástico, que en todo el mundo mueve más de medio billón de dólares anuales y crece a un ritmo del 3,5% anual. En el caso de España, mantiene la actividad de 4.000 empresas con una facturación de 30.000 millones al año.
Tres escenarios futuros
El primero, Plastic as usual, el menos probable a la luz de la tendencia global, a pesar de que en muchos países no prevén restricciones, permitiría el mantenimiento de los modelos de negocio tradicionales, sin preocuparse por los impactos ambientales de la mala gestión.
El segundo, Carbon pricing, basado en un precio a las emisiones de CO2, es el más defendido por las empresas para la transición hacia una economía sostenible. Prevé también la introducción de un impuesto sobre los residuos plásticos, como el planteado por Bruselas, de 0,8 euros por kilo sobre los que no se reciclen, para fomentar la recuperación y la incorporación del plástico reciclado en el ciclo productivo industrial.
Este impuesto es distinto al propuesto por el Gobierno, sobre todo tipo de plástico, de 0,45 euros por kilo, al objeto de frenar su uso y recaudar unos 725 millones anuales. Las empresas del sector rechazan su aplicación indiscriminada y alertan de que amenaza 35.000 puestos de trabajo.
El tercer escenario, Phase-out, la prohibición directa, como se prevé para algunos plásticos de un solo uso en la UE y España a partir del año que viene, encierra consecuencias no deseadas, como la falta de alternativas eficientes, la destrucción de empleo o la desestructuración de las cadenas de valor.
Por todo ello la apuesta es por el reciclado del plástico que, además de crecer al doble que el resto del mercado, emite mucho menos CO2 que el plástico virgen; concretamente, el plástico virgen emite 1,6 veces más CO2 que el reciclado.
Fuente: eleconomista.es
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