¿Por qué es el plástico una oportunidad en la crisis de la Covid-19?

Casi todos los sectores de la sociedad dependen del plástico en menor o mayor medida. Nos hemos vuelto plasticodependientes . El mundo ha pasado de producir dos millones de toneladas en 1950 a 359 millones de toneladas en el 2018. Además de ser una materia prima procedente de un recurso no renovable, como son los combustibles fósiles, la cultura del usar y tirar nos ha llevado a generar 242 millones de toneladas de residuos plásticos, según datos del Banco Mundial del 2016. Para la producción de este plástico dependemos además de países terceros, como China, que engloba el 30% de la producción mundial.

La crisis de la Covid-19 (primero por la falta de material sanitario y después por las mascarillas y guantes tirados por doquier) ha puesto de manifiesto, una vez más, la insostenibilidad de la actual economía del plástico, basada en el un sólo uso. “Es una ineficiencia que ya no nos podemos seguir permitiendo”, advirtió Daniel Ca­lle­jo, director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea en un evento organizado esta semana por Forética, entidad que engloba a más de 240 empresas españolas. Una nueva economía del plástico, basada en el reciclaje y la reutilización de este material, “es una de las respuestas a la triple crisis que afrontamos (sanitaria, económica y social)”, afirma Callejo.

La oportunidad es doble, señala el directivo de la Comisión Europea. “Cuanto más circulares seamos, menos dependiente seremos del exterior”, afirma. La segunda es en forma de creación de puestos de trabajo: por cada 10.000 toneladas de recursos que han sido reciclados en vez de incinerados, se crean 36 nuevos puestos de trabajo, según el informe Jobs & Skills in the Circular Economy. State of Play and Future Pathways , editado por Circle Economy. Se entiende por una economía circular aquella en la que con los residuos se generan nuevas materias primas, con lo que realmente no existen los residuos.

En términos de huella de carbono, la de la fabricación del plástico virgen es casi el doble que la de plástico reciclado. Igualmente, en relación al consumo energético, se necesita ocho veces más energía para producir un kilo de plástico virgen que para la producción y transporte del material reciclado.

El usar y tirar es una ineficiencia que ya no nos podemos seguir permitiendo
“La economía circular es una de las piezas clave del pacto verde europeo”, explica Ismael Aznar, director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. A inicios de junio, el Gobierno español aprobó la estrategia España Circular 2030 , en línea con el plan de acción europeo en economía circular. “Se está convirtiendo, junto al cambio climático, en una de las prioridades”, afirma Aznar.

Con la nueva normativa, el reciclaje y la reutilización de parte del plástico serán obligatorios. Andrés Pereda, director de Desarrollo Corporativo de la Cámara de Comercio de España, insta a las empresas a “ver el fin de la voluntariedad como una oportunidad” y les pide que sean “ambiciosas en sus planteamientos”. En el informe La ambición empresarial para avanzar hacia la nueva economía de plásticos , Forética señala que “muchas de las innovaciones llevadas a cabo por las empresas para hacer un uso más eficiente
de los plásticos tienen un impacto positivo en la cuenta de resul-
tados”.

Algunas empresas se han puesto ya manos a la obra. Las plantas de Cerealto Siro Foods en España y Portugal son residuo cero. Todo el subproducto que se genera se separa en las mismas plantas y, aquel en el que no se puede hacer segregación en origen, se traslada a un Centro de Tratamiento para su reutilización, donde se obtiene energía para las fábricas, fertilizantes para el campo y alimentos para el ganado. También interesante es el caso LafargeHolcim, que a través de su filial Geocycle ha lanzado un proyecto de aprovechamiento energético de residuos de envases y embalajes plásticos contaminados con productos químicos no reutilizables ni reciclables. Otro caso destacable es el de la start-up californiana Arqlite SPC, ganadora del desafío global Construction Startup Competition 2019 de Cemex Ventures, que reciclará plástico para producir hormigón y áridos.

Fuente: lavanguardia.com

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